El grupo trabajará alrededor de la vulnerabilidad y la fragilidad de la memoria y de su importancia para definirnos como sociedad. El proceso parte de la generación de espacios para profundizar en los recuerdos que generan en nosotros los lugares, extrayéndolos y haciéndolos materia en un camino que parte del diálogo y que irá transformándose en texto, en dibujo, en audio y en cerámica.

PUNTO DE PARTIDA

La soledad, el aislamiento y la falta de red social suelen tener efectos en la salud que a menudo se relacionan con enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer y la demencia, y otras como la ansiedad o la depresión, así como el empeoramiento de la salud física. Los trastornos cognitivos, especialmente demencia y Alzheimer empeorados a causa de la pandemia de la COVID19 nos ha hecho conscientes de la fragilidad de la memoria y del que esto supone para la identidad de la persona, la familia y la sociedad en general. También ha estado testigo en numerosas ocasiones de cómo proponiendo actividades lúdicas que cambiaran la rutina de los pacientes, su evolución y actitud diaria mejoraba considerablemente. Es por ello, que partimos de la premisa de activar un proyecto protagonizado por un colectivo que puede verse afectado por la pérdida de memoria: las personas mayores en riesgo de aislamiento.